miércoles, 20 de enero de 2010

Va de planetas la cosa: Repulsa

Bueno, pues este es el planeta que me inventé yo para mi relato, Repulsa. El tema que me tocó era “¿y si el mundo fuese al revés?”. Tras varias versiones del relato, decidí hacerlo al revés en el sentido literal. Espero que os guste.

Al fondo y a la izquierda del Universo se encuentra una región en la que, por algún capricho del destino, la masa tiene un valor imaginario. Además de otras curiosas consecuencias (en los límites con la región “normal” del Universo, las masas son complejas, lo que hace posibles cosas tan extravagantes como los saltos a través del hiperespacio), esto ha producido que entre las masas de ese lugar la interacción gravitatoria sea repulsiva en lugar de atractiva.

Esta circunstancia ha permitido la formación de Repulsa, un planeta como no se ha visto otro jamás. Al contrario que la mayoría de cuerpos celestes, Repulsa está hueco, y es esta curiosa circunstancia la que ha permitido que se desarrolle vida sobre su superficie. En su centro se halla una pequeña estrella que, para mantenerse estable, ha de implosionar sobre sí misma constantemente, pues de lo contrario su gravedad la disgregaría. Esta estrella ejerce una fuerza de repulsión sobre todos los cuerpos que se encuentran en el interior de la corteza esférica que es este planeta, de modo que es posible caminar por la cara interior. El planeta, además, experimenta una rotación alrededor de un eje que pasa por su centro, lo que ha dado lugar a una fuerza centrípeta que proporciona estabilidad a la esfera, pues de otro modo esta se disgregaría. Hay también un anillo alrededor de la estrella que gira alrededor de un eje perpendicular al de rotación del planeta, lo que da lugar a un ciclo día-noche.

Curiosamente, la combinación de las dos fuerzas que actúan sobre la superficie del planeta ha dado lugar a una aceleración hacia el exterior de la esfera cuyo módulo es 1,5 el de la atracción gravitatoria terrestre. Esta circunstancia ha permitido la formación de una atmósfera sobre la cara interior del planeta que está compuesta en su mayor parte por oxígeno y nitrógeno, lo que evita que las radiaciones más nocivas que expulsa la estrella no alcancen la corteza, además de dar un aspecto bonito al cielo-interior del planeta. También ha dado lugar a las montañas más extrañas del universo, pues no son sino enormes agujeros en el suelo, ya que la cima de la montaña siempre se dirige a la zona de menor energía potencial. Sin embargo, los habitantes de Repulsa no saben que son montañas, ya que ellos las perciben como agujeros llenos de agua a los que llaman “lagos”. ¡Porque sí, en Repulsa hay vida!

La fauna terrestre está compuesta por animales de lo más variopinto, si bien comparten algunas características comunes producidas por las curiosas circunstancias en las que han tenido que desarrollarse, como la pequeña altura de todos ellos (apenas existen criaturas que alcancen el metro y medio de altura). La vida acuática del planeta, por otra parte, ha evolucionado de una forma similar a la del resto de planetas con formas de vida basadas en el carbono, si bien las ballenas repulsianas (también hay ballenas en Repulsa), que tanto asustan a los bargons, palidecerían ante la inmensidad de una ballena terrestre. Son los bargons la raza que captará el interés del observador despierto, pues son la especie dominante del planeta.

Se trata de organismos parecidos a los humanos de la Tierra, aunque con dos grandes diferencias: Son mucho más bajos (los más altos entre ellos llegan a 1 metro de altura) y mucho más anchos (se han dado casos extremos de bargons cuyo diámetro era de 80 centímetros). Esta especie es mucho más alegre y optimista que los depresivos humanos, tal vez porque son conscientes de su enorme parecido con los simpáticos enanos de la mitología terrestre, o porque la concentración de oxígeno en su atmósfera es un 4% más alta que en la Tierra.

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