viernes, 29 de enero de 2010

Va de planetas la cosa: Repulsa III

Los bargons eran una raza con dos unidades de medida diferentes para la longitud. Para ellos, las cosas podían ser pies (la medida del pie de un bargon de 75 centímetros de altura) o metros (la distancia de zancada de una avestruz repulsiana corriendo a toda velocidad). La primera unidad era más utilizada por los tradicionalistas, mientras que los científicos modernos empleaban los metros. El problema aparecía cuando un científico planeaba la distancia que recorrería la nave en metros y el siguiente calculaba el combustible que necesitarían para recorrer esa cantidad de pies. Antes de que ninguno de los tres se diera cuenta, ya no tenían combustible suficiente para volver. Esta vez fue Dros quien llamó.


-Hofftown, creo que tenemos un problema.


-¿De qué se trata Explorador?


-Nos hemos quedado sin combustible bastante antes de lo previsto, no podemos volver.


Como suele ocurrir en casos parecidos, los especialistas encargados del combustible se reunieron para buscar una solución al problema, y como suele ocurrir también, acabaron echándose las culpas los unos a los otros. Después de varias horas de comunicaciones tratando de solucionar el problema, nadie se esperaba la transmisión que llegó.


-Hofftown, no os vais a creer esto.


-¿Qué ocurre, Explorador?


-Hemos encontrado otra esfera.


Cuando los ocupantes de la sala de control recuperaron el habla, comenzaron a hacer preguntas. La cápsula había quedado intacta, ya que la repulsión que había ejercido el suelo contra ella junto con la fuerza de los motores había amortiguado la caída enormemente. En cuanto la tripulación hubo verificado que era posible salir al exterior (con su traje y su escafandra, por supuesto), Chinchetor y Pulgazar salieron a explorar, mientras que Dros se quedó dentro. Su sorpresa fue mayúscula cuando encontraron unas criaturas cuadrúpedas y con caparazón, que se movían de forma lenta y que no parecían demasiado amenazadoras.


Irónicamente, el fracaso de la primera expedición bargon más allá de su mundo fue uno de los mayores triunfos de la civilización, que, tras rescatar a los tres aventureros que se ganaron un puesto en la historia, procedió a estudiar aquellos extraños organismos que terminaron por llamar tortugas. Al parecer, en la superficie de esa segunda esfera había prosperado, de alguna forma, todo un ecosistema nocturno y que podía tolerar una concentración de oxígeno en el aire mucho menor.


Con el tiempo, los bargons llegaron a terraformar la segunda esfera y establecieron en ella nuevas colonias, empleando el nuevo espacio del que disponían. E, incluso, llegaron a descubrir una tercera esfera más allá de la segunda, en la que, extrañamente, también encontraron tortugas.



Aunque los bargons nunca llegaron a saberlo, la triste realidad es que había esferas y tortugas hasta el fondo.

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