sábado, 30 de enero de 2010

Algunos viajes en el tiempo

Como el título indica, en esta entrada pretendo hablar de algunos de los muchos viajes en el tiempo que han tenido lugar a lo largo de la historia de la ciencia ficción. Además, en la medida de lo posible, procuraré que no se parezcan a los mencionados en clase.


En primer lugar, conviene aclarar que entenderé cualquier proceso que te transporte, de una forma u otra, a un instante de tiempo lo bastante alejado de aquel en el que deberías estar, evidentemente sin necesidad de envejecer considerablemente.


El primer tipo que analizaré es el estático. Como se dijo en clase, cualquier tipo de viaje estático que vaya hacia atrás en el tiempo es absurdo, ya que cualquiera que fuera el dispositivo empleado, chocaría consigo mismo. De esta forma, este viaje queda restringido a ir hacia el futuro.


Las formas más sencillas de hacerlo es, como seguramente alguno habrá pensado, son la criogenización o la animación suspendida. Esta técnica consiste en hacer hibernar al viajero durante el tiempo requerido, de forma que su envejecimiento, o bien se retrasa considerablemente (como ocurre en Stargate: Atlantis, por ejemplo) o se paraliza totalmente (es el caso de Fry en Futurama, que permanece congelado durante mil años).



Además de imaginárselo como una congelación (como ocurre, además de en las ya citadas Stargate y Futurama, en Eternamente joven o Demolition man, por ejemplo), la ciencia ficción también ha encerrado a personas en carbonita, como le pasa a Han solo en el episodio V de Star Wars (atrapado para ser entregado a Jabba el Hutt, fue despertado un año después por Leia Organa), o directamente ha paralizado su envejecimiento con algún tipo de pócima, como sucede al final de Army of Darkness, la tercera parte de la trilogía Evil dead de Sam Raimi. En este último caso, aunque en el final estadounidense de la película salga bien, en el final emitido en el Reino Unido se ve una de las mayores pegas de este tipo de viaje: Ash despierta más tarde de lo que esperaba.


Así queda patente el gran problema de este método, solo tiene un sentido y si te pasas de vueltas, no hay remedio. En la próxima entrada analizaré otro método que aparece en muchas ocasiones: El boquete.

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